Claves para elegir la cuna de tu bebé
La seguridad tiene un doble objetivo: prevenir accidentes y lograr que el bebé se sienta seguro, pues no hay que olvidar que hasta su nacimiento, durante su sueño, se ha sentido arropado y protegido en el seno materno.
Toda cuna que entre en nuestra casa debe llevar la etiqueta UE (hay que comprobarlo si nos ofrecen una de segunda mano).
No ha de llevar elementos que el bebé pueda arrancar o clavarse.
La seguridad es extensiva a los adornos. De nada sirve examinar con lupa la seguridad de la cuna si luego colocamos en ella una pegatina que pueda desprenderse o que no cumpla la norma de la UE en pinturas o tóxicos.
La longitud y anchura debe permitir que el bebé pueda tocar las paredes y sentirse arropado (pero no encarcelado).
Si lleva barrotes, estos deben tener los bordes romos, lo más lisos posibles y guardar entre sí una distancia que impida que la cabeza pueda encajarse. Conviene cubrirlos con un protector acolchado.
El somier debe ser rígido. Es interesante que se pueda subir y bajar para aumentar la profundidad conforme crezca el bebé.
El colchón ha de ser semirrígido, con unos 10 cm de profundidad y ajustarse al tamaño del somier.
Ropa de cama
Conviene usar prendas suaves, de poco peso y preferiblemente acrílicas, para disminuir la posibilidad de alergias y facilitar su limpieza. Los bebés no deben usar almohada.
La cuna de viaje es para viajar y debe emplearse únicamente para esto. El bebé no suele dormir tan cómodo en ella como en su cuna permanente.
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