Lo más común es que aparezcan hacia la tercera semana de vida, si bien algunos bebés los presentan desde los primeros días. Se caracterizan por la presencia de dolor abdominal; el bebé encoge las piernas, su cara enrojece y llora de modo distinto a cuando tiene apetito o se siente solo. El llanto no cesa aunque se lo coja en brazos, lo que genera una sensación de angustia en el entorno familiar.
Entonces, ¿Qué hacer? En primer lugar hay que cuidar la lactancia materna para evitar evitar que el niño sufra y que tú no descanses. A veces, la causa del cólico es porque el bebé es alérgico a la leche de vaca, ya sea la del biberón o la materna. Si el pequeño toma leche materna, la mamá debe cuidar mucho la alimentación, evitar cafeina, los azucares y las cosas grasas. Otro consejo es evitar que el niño tome aire comiendo, y asi eliminar los posibles gases del bebé. Y por último es que duerma bien entre un promedio de 14 a 16 horas.
0 comentarios:
Publicar un comentario