No utilices protectores de colchón impermeables, ya que no permiten la circulación de aire entre el colchón y las sábanas y suponen un riesgo de asfixia en caso de que el niño se de la vuelta y duerma boca abajo. Mejor emplea empapadores de celulosa, colocados en la zona del culete.
En cuanto a la ropa de la cuna, puedes vestirla como más te guste, pero a la hora de dormir retíralo todo, basta con la sábana bajera y una mantita muy fina que puedas remeter bien a los pies de la cuna.
Hasta el año no son recomendables los edredones de pluma ya que crean un microclima que puede elevar mucho la temperatura interior y los bebés tan pequeños no saben regular su calor corporal. Lo más adecuado hasta su primer cumpleaños es el pijama saco que le permite moverse con total libertad sin el riesgo de que ninguna prenda le tape la cabeza.
Sobre el tipo de colchón a elegir, depende un poco de los gustos de cada persona y del presupuesto familiar. Puede ser de muelles, de látex, de goma espuma, de material viscoelástico, de fibra de coco, etc. Pero en líneas generales, lo que se exige de un colchón infantil es que sea firme para su espalda y cómodo. Que se ajuste bien al espacio de la cuna y que no deje huecos libres por donde el niño pueda meter una mano o el pie y quedarse atrapado.
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