Desde los ’60, se han realizado ecografías en dos dimensiones a las embarazadas: en imágenes en blanco y negro, los futuros padres pudieron ver a su bebé, escuchar los latidos de su corazoncito y conocer su sexo antes del nacimiento.
Claro que estos estudios no fueron populares ni económicos desde el principio, y sólo en las últimas décadas los seguimientos del embarazo con ecografías se volvieron usuales.
Pero desde los noventa, contamos con opciones más detalladas y precisas: las ecografías en 3 y 4 dimensiones. Sirviéndose en principio de la ecografía básica, la tridimensional reconstruye -a partir de 780 imágenes en 2d de los 3 planos de espacio-, una imagen en tres dimensiones. Así, se puede apreciar el volumen de la imagen: nos permite ver al bebé con sus rasgos y facciones, como lo veremos al nacer. El estudio en 4D le da movimiento a la experiencia: podemos verlo moverse y cambiar sus expresiones adentro nuestro.
Amor a primera vista: conoce a tu bebé con las ecografías en 3 y 4D
Dejando de lado la emoción de conocer visualmente a nuestro bebé, la tecnología aplicada en las ecografias en 3 y 4 dimensiones son revolucionarias a la hora de ralizar diagnósticos prenatales. Con la ecografía 3D, pueden observarse problemas en la piel del bebé, como la fisura palatina o el labio leporino. También, la percepción del volumen permite ver el tamaño y la ubicación de los órganos de nuestro hijo. Uno de los datos de importancia a la hora de realizar la ecografía es tomar las medidas del fémur y del cráneo, información de valor para evaluar el desarrollo y evolución en el crecimiento del bebé. El aporte más valorado de la 4D es la posibilidad de observar el corazón del bebé latiendo –que es muy pequeño y se mueve muy rápido- en tiempo real, ya que permite observar cualquier cardiopatía emergente.
Este tipo de estudio suele realizarse a partir de la semana 12 del embarazo, y cada sesión se extiende usualmente entre 30 y 45 minutos. Para conocer el sexo, debemos esperar al quinto mes para evitar confusiones; y para ver el rostro de nuestro bebé, el mejor período es entre la semana 26 y la 30 –más adelante el líquido amniótico ya es menor y no se puede ver claramente.
Como esta clase de estudio es relativamente nuevo, no siempre forma parte del seguimiento básico que el médico hace de nuestro embarazo. Es por eso que existen sitios que lo hacen para satisfacer las ganas de los futuros padres de ver al bebé y guardar un recuerdo del embarazo. El precio de la sesión suele incluir un video y fotografías de las imágenes obtenidas, y ciertos lugares hasta ofrecen la posibilidad de hacerlo a domicilio.
Ver a tu bebé por primera vez con las ecografías en 3 y 4D
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